¿Cómo habéis llevado la cuesta de enero?

En este post, trataremos de hacer una especia de sesión psicológica con el objetivo de aportaros unas técnicas y ejercicios que os ayuden a volver con más fuerza al trabajo después de estos increíbles días de vacaciones. Parece que no, pero el establecer unas pautas de actuación, aunque nuestro ánimo no sea el mejor de los tiempos, ayuda a nuestra mente a sentirse más relajada.

Para empezar, os dejaré un vídeo, creado por la agencia privada de noticias española Europa Press, para que quede claro cuál es el concepto del «Síndrome Postvacacional» y cuáles son sus principales síntomas. Además, también nos da una serie de tips que pueden resultar muy prácticos para tratar de combatir este trastorno:

Es increíble el paso del tiempo, pero, otro año más, ya está aquí la Navidad llamando a nuestra puerta. “Parece mentira que ya haya pasado un año entero”, es algo que nos planteamos la mayoría de nosotros cuando llegan estas fechas. Pero, qué bien poder desconectar de tu rutina, deberes y trabajo. Tanto si tienes el privilegio de coger días de vacaciones como si únicamente libras los días festivos, la Navidad supone una ruptura, un momento de descanso, unos días en los que volver a casa y empaparte del amor y cariño de los tuyos, que seguro que hace más tiempo del que crees que no ves.

Pero, como dice el dicho, que rápido se pasa lo bueno. Para cuando quieres darte cuenta ya es 6 de enero. Y piensas… Mañana tengo que ir a trabajar. A trabajar. BAJÓN. Con lo bien que has estado en casa de tus padres, rodeado de primos, sobrinos, tíos y abuelos. Con lo tranquilo que comiste el día de Navidad, sin pensar en nada más que en disfrutar. Con lo bien que te lo pasaste de fiesta el día de las campanadas, recibiendo el nuevo año como se merece, con lo que disfrutaste el día de la cabalgata de los reyes magos viendo la ilusión reflejada en la mirada de cada niño. Pero ya terminó. Hora de mentalizarse de que mañana tenemos que volver a la oficina Y es aquí donde se podría decir que comienza nuestro bajón post-vacacional navideño.

Si de forma normal nos cuesta levantarnos cada mañana para afrontar nuestras tareas diarias, imagina tras la vuelta de las vacaciones. Este post está dirigido a todos aquellos que necesitarán un pequeño empujón tras el fin de la Navidad. A continuación, os dejo una serie de consejos que os ayudarán mucho a empezar con energía y motivación y que además podréis aplicar al resto de días del año.

Hay días que, independientemente de volver o no de unas vacaciones, nos levantamos perezosos, desanimados, sin energía. Nos movemos torpemente hasta el baño, nos damos una ducha rapidísima que no consigue espabilarnos, nos paramos frente al armario con la mirada perdida sin saber qué modelo elegir para ir hoy a la oficina. Finalmente escogemos algo aleatorio que no termina de convencernos, pero no hay tiempo. Nos preparamos un café y lo bebemos distraídamente mientras escuchamos de fondo la voz del telediario matutino anunciando los acontecimientos del día. Nos ponemos el abrigo y salimos de casa justos de tiempo, camino del metro que nos lleva cada día al trabajo, enlatados en un vagón repleto de viajantes ensimismados en las pantallas de sus móviles. Llegamos a nuestro asiento en la oficina, y mientras se enciende el ordenador, echamos un vistazo a nuestras redes sociales, vistazo que siempre acaba alargándose más de lo esperado, haciéndonos perder más el tiempo y por lo tanto, haciendo más difícil alcanzar la concentración necesaria para llevar a cabo tus tareas laborales.

Numerosos estudios psicológicos afirman que nuestra capacidad de concentración alcanza su punto máximo por la mañana. Es decir, si conseguimos establecer una rutina matutina involucrada en aprovechar al máximo esta capacidad, conseguiremos comenzar el día más motivados y nos acostaremos con la certera sensación de haber incrementado nuestra productividad.

Un factor esencial para llevar a cabo una jornada productiva es tu motivación. Si tu día no comienza bien, lo más probable es que tu motivación descienda. Si tu motivación desciende, tu productividad se verá afectada negativamente. Y si sientes que tu día no ha sido nada productivo, afectará a tu autoestima y con ella a tu motivación. Y así se abre el círculo vicioso.

Pero tranquilo, todo tiene una solución. Y en este caso la solución será establecer una buena rutina mañanera enfocada en aprovechar al máximo estas horas tan claves. Está claro que cada persona es diferente, lo que implica una dificultad en la creación de una única rutina afín a todo el mundo. Sin embargo, existen sencillas acciones que te ayudarán a reforzar tu motivación y con ello, conseguir que tus días sean más productivos.

Consejo #1. Escoge una acción y repítela cada día.

Fácil y sencillo, empezar el día siempre de la misma manera te ayudará a comenzar a definir una rutina diaria, con el objetivo de aprender a dirigir todo tu esfuerzo en las tareas más importantes, dejando de perder el tiempo en cosas banales. No tiene por qué ser una acción complicada. Yo en mi caso, cada mañana al despertarme me siento en la cama y respiro profundamente cuatro veces. Tras ello, bebo un vaso de agua que dejo el día anterior en mi mesilla de noche. Y a funcionar. Me suelo levantar con bastante tiempo de antelación, ya que me gusta darme una ducha tranquilamente y tomarme mi tiempo saboreando mi café con tostadas de mantequilla de cada mañana. Lo importante es centrarte en la realización de cada acción. Si estás desayunando, evita distraerte desbloqueando el móvil y poniéndote a curiosear por las redes sociales. Es increíble el tiempo que perdemos al día por culpa de esto. Está bien distraerse un poco, pero siempre en forma de descanso, tras haber realizado alguna tarea importante.

Si tienes que viajar en transporte público, utiliza ese viaje para distraerte con el móvil, ya que ese momento no requiere de tu máxima concentración.

Consejo #2. El listado.

Llega el momento de sentarte frente a la pantalla de tu ordenador. Mientras se enciende y actualiza, coge un papel y un boli y haz un listado de las tareas que tienes que llevar a cabo en el día. Tras ello, ordénalas según el nivel de implicación y concentración que requieren, de forma que coloques en primer lugar la labor más costosa. Silencia tu teléfono y trata de aprovechar la primera hora de trabajo al máximo, centrándote únicamente en la tarea seleccionada.

Cuando finalices dicha labor, sentirás la satisfacción de haber conseguido tu propósito y con buenos resultados. Dicha satisfacción hará que tu motivación no disminuya, por el contrario, conseguirás que tus niveles de energía aumenten. El objetivo es que tras finalizar tu primera labor te sientas tan motivado que quieras continuar con la siguiente tarea de tu listado.

A medida que pasan las horas, nuestros niveles de energía y concentración van descendiendo debido al desgaste mental consecuente del trabajo. Por ello es tan recomendable llevar a cabo las tareas más costosas en las primeras horas de la mañana, que es cuando nuestra capacidad de concentración es más elevada. En cuanto notes que comienza a costarte mantener la atención en lo que estás haciendo, para. Descansa, levántate de tu silla y acércate a la máquina de café. Charla con tu compi sobre qué tal sus días de Navidad y sobre qué planes hay para ese finde. Disfruta de tu café, abre Facebook y echa un vistazo a la foto que acaba de publicar tu viejo amigo. Tras ello, más despejado, vuelve a tu escritorio, guarda el móvil en el cajón y vuelve a observar el listado de tus tareas que has escrito a primera hora.

Ya te has quitado las labores más complicadas, por lo que puedes comenzar con esas tareas que tienes que realizar pero que no necesitan de una concentración excesiva. Además, podrás llevarlas a cabo mucho más calmado, con la conciencia satisfecha por haber aprovechado al máximo tus momentos más fructíferos.

Consejo #3. Para los que llevan mal el madrugar.

Es en este punto cuando se plantea la siguiente situación… ¿y qué pasa si eres de esas personas que están muy dormidas por la mañana y les cuesta horas ponerse a funcionar a pleno rendimiento?

Bueno, pues hagámoslo al revés. Papel y boli, y lista de tareas. Pero en este caso, ordena tus labores de menor a mayor concentración requerida. Comienza por pequeñas tareas y ve tachando. Porque… qué placer da eso de tachar las cosas anotadas en un listado. Esta satisfacción hará que tu motivación se venga arriba y seas mucho más productivo. Cuando ya sientas que tu concentración comienza a funcionar a tope, ponte con la tarea más costosa.

Date cuenta que cuando la termines, habrás conseguido tu objetivo. Te has quitado la tarea más importante y en tu lista aparecen tachadas la mayoría de las pequeñas tareas que tenías que realizar hoy sí o sí. ¡Enhorabuena! Porque es un avance enorme hacia tus objetivos.

Consejo #4. Orden y más orden.

Este es un consejo adicional y personal que me gustaría compartir. No hay NADA como una oficina ordenada. De verdad. No sé si seréis de los míos, pero si hay algo que me causa una tremenda ansiedad y que no permite a mi cerebro ni un ápice de concentración es un escritorio abarrotado de papeles con garabatos, carpetas a rebosar de fichas, bolígrafos por todas partes (de los que el 90% no pintan), veinte post-it rodeando el marco entero del ordenador, grapadoras (sin grapas), y ¿qué hacen aquí estas llaves? Es superior a mí. Bueno, pues sé que cuesta ponerse a ordenar (sobre todo cuando toca ordenar armarios, salón, y en general la casa entera), pero está demostrado que el orden transmite una sensación de simetría a nuestro cerebro provocando paz y tranquilidad en nuestra mente, lo que hace que nuestra capacidad de concentración aumente increíblemente y seamos mucho más productivos. Un despacho desordenado y hasta los topes de objetos no hace más que bombardearnos de estímulos y distracciones, impidiéndonos centrarnos en nada en particular.

En nuestro Workspace, ésto lo llevamos a rajatabla. Nos importa muchísimo que nuestros clientes logren encontrarse a gusto en sus reuniones o en sus despachos privados y consigan sacar el máximo rendimiento siempre. Los colores también son un factor importantísimo a la hora de crear un ambiente propicio para la concentración, el negocio o el aprendizaje, pero mejor, de eso ya hablaremos en otro post, que si no este post puede acabar siendo interminable.

Como veis, es una cuestión de focalizar el esfuerzo en la realización de una sola tarea. Desde el momento en el que despiertas, trata de llevar a cabo tus quehaceres de forma ordenada y siempre centrado en lo que estás haciendo en ese momento. Evitar distracciones como el móvil, el correo y las redes sociales. Déjalas para tus momentos de descanso. Te animo a que lo pruebes, a que establezcas unas pautas rutinarias para cada día que acaben convirtiéndose en pequeños rituales. Te aseguro que te sentirás muchísimo más motivado, lo que afectará positivamente a tu felicidad y tranquilidad, además de incrementar enormemente tu productividad en cada ámbito de tu vida. Y, por último, no te olvides, escritorio y despacho despejado para conseguir el 100% de la concentración. ¡ÁNIMO!